viernes, 4 de enero de 2008

THE GOOD GIRL

Aniston apunta alto

Estados Unidos, 2001.
Título original: The good girl.
Director: Miguel Arteta.
Producción: Matthew Greenfield.
Guión: Mike White.
Fotografía: Enrique Chediak.
Música: Stephen Thomas Cavit.
Montaje: Jeff Betancourt.
Duración: 93 minutos.
Intérpretes: Jennifer Aniston (Justine Last), Jake Gyllenhaal (Holden Worther), John C. Reilly (Phil Last), Tim Blake Nelson (Bubba), Zooey Deschanel (Cheryl), Deborah Rush (Gwen Jackson), Mike White (Corny).
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Publicado en La Semana, 5/2/2003



Cada vez más, el cine independiente acude más a actores-actrices conocidos por todo el mundo para otorgar a sus filmes de un mayor tirón comercial de cara a la taquilla, a la vez que estos mismos actores-actrices, cada vez con mayor frecuencia, se inmiscuyen en proyectos independientes (incluso bajando su caché en cifras escandalosas) en busca de trabajos de mayor calidad no regidos por un presupuesto estratosférico y de un mayor reconocimiento de su labor interpretativa cara a la crítica. La última en sumarse a la lista ha sido Jennifer Aniston, mundialmente famosa por su papel en la gran serie Friends y por su matrimonio con Brad Pitt, que en los últimos meses ha recibido el reconocimiento a su trabajo televisivo con la concesión del Emmy y el Globo de Oro a la mejor actriz de comedia, y que con este filme intenta dar el paso definitivo al cine y demostrar que la pantalla grande también es terreno para demostrar su talento.
Justine es una chica con una existencia deprimente, que vive en un pequeño y deprimente pueblo de la América profunda y que tiene un deprimente trabajo en un supermercado de mala muerte, el Retail Rodeo. Justine, casada con un pintor de brocha gorda que se pasa el día fumando marihuana, tiene el sueño de tener un hijo para intentar salir de la rutina que peligrosamente se está haciendo con el control de su vida, pero por mucho que lo intenta no lo consigue. Un día llega para trabajar al supermercado un chico extraño, problemático e incomprendido, como ella, con aspiraciones literarias y que le despierta nuevas sensaciones y pese a su inicial reticencia (“¡estoy casada!”) inician una relación.
Pero esta no es una película romántica. Justine, la protagonista, no inicia la relación porque se haya enamorado del chico (años más joven que ella) y porque sea correspondida, ni porque su marido sea un cerdo que no le hace el más mínimo caso y que cuando vuelve del trabajo con pintura hasta en los párpados se tumbe en el sofá y lo manche todo. Simplemente quiere demostrarse a sí misma que es capaz de hacerlo, esa rebelión con toda la sociedad (y consigo misma) que ha conducido su vida hasta llevarla a donde está, a esa existencia gris, aburrida, es una rebelión sin estridencias, sin hacer mucho ruido, pero una vez decidido no se para a pensar.
El puertorriqueño Miguel Arteta muestra un trabajo solvente, al que sólo puede ponérsele un ‘pero’, un final poco valiente, que no deja bien parado a ninguno de sus personajes después de la trayectoria que han seguido durante la historia, y que no concuerda con el estilo utilizado hasta ese momento en unos personajes muy bien desarrollados y con unos rasgos bien definidos (atención a la compañera bocazas de Justine, y sus comentarios a los clientes, sobre todo ese –en la versión original- “Your change, and fuck you very much”). Jennifer Aniston realiza un trabajo soberbio, incluso gestualmente, hasta su cara y mirada parece distinta a la Rachel de Friends. Un trabajo que ha sido unánimemente reconocido por la crítica y los festivales en los que esta cinta ha participado y que no sería nada extraño que le proporcionase a la actriz una nominación a los próximos Oscar (y digo nominación, porque es más que probable que este año la estatuilla se la lleve Nicole Kidman).

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